La promesa de una reforma de inmigración que aseguraría las garantías de la población inmigrante –la cual concedió a Obama la mayoría del voto hispano en las elecciones de 2009-, se ha visto truncada. En su lugar, la dinámica adoptada se ha caracterizado por duras medidas contra este sector de la población, cuyo destino más común ha resultado ser la expulsión del país. Obama ha batido todos los récords en deportaciones, superando incluso al anterior presidente, George Bush.
Yasmina Mitrovic Arenal / Sábado 29 de Octubre de 2011
