El interés de los grandes empresarios por relajar las leyes de extranjería no es nada nuevo. Bien es sabido que los empleados inmigrantes son más económicos que los autóctonos y que la avidez de los grandes empresarios no suele tener límites.
Sheldon Adelson, el magnate de los casinos y octavo hombre más rico de Estados Unidos, quiere abrir mercado en España. Y por supuesto, cuanto más barata le salga la mano de obra, mucho mejor. Es por ello por lo que una de sus condiciones para hacer negocio en nuestro país es la apertura de fronteras. De este modo, Adelson podrá importar mano de obra barata, incrementar sus beneficios y así seguir abriendo negocios que continúen con esa línea de acción.
La cuestión que se desprende es ¿quién es más responsable: quien lo hace o quien lo permite? Y es que la dignidad no debe venderse ni comprarse, pero ésta tampoco da de comer.
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Yasmina Mitrovic Arenal
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