Pocos se atreven a llamarlos emigrantes. Lo cierto es que nada tienen que ver con aquellos que partieron de España durante la primera mitad del siglo XX. La mayoría de los jóvenes españoles que hoy en día decide salir de su país en busca de una oportunidad laboral, posee un alto nivel de cualificación. No hay datos oficiales ni a simple vista una preocupación general por las consecuencias que este éxodo, lento pero inexorable, traerá al país a medio-largo plazo.
Sin embargo, no hay que darle muchas vueltas para caer en la cuenta de que esta masiva fuga de cerebros -que irá a más en los próximos meses y quién sabe si años-, constituirá una generación perdida. Una generación perdida para el conjunto del país. Estos jóvenes saldrán adelante, aunque posiblemente no en España, un país que no ha sabido retenerlos y que pagará muy caro su error.
Yasmina Mitrovic Arenal
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