El ser humano tiende a dejar que los problemas le exploten en la cara para resolverlos. En muchos casos puede hacerse. Con el clima, no. Da la impresión de que todo aviso documentado en insuficiente para concienciar a la clase política de que su pasotismo les coloca como responsables de una catástrofe inimaginable. Pero nada, no hay forma.
Solo la Unión Europea y las islas, primeras víctimas de la subida del nivel del mar, se mostraron firmes en las negociaciones de Durban. Sin embargo, su poder es ínfimo ante el bloque de los emergentes (China, India, Brasil e India) y el escepticismo de Estados Unidos. La única buena noticia es que Kioto se seguirá negociando en la ONU, pero no se espera la firma de un pacto vinculante que reduzca las emisiones hasta 2015. Su aplicación, como pronto, estaría en 2020. El año próximo, nuevas vacaciones pagadas, esta vez en Catar, para 190 delegados que ni pinchan ni cortan. ¿Quién paga sus dietas?
Luis Javier González Cuéllar
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