Traducción por Marina Mendive del artículo sobre la reforma de la banca de Andreas Whittam Smith publicado originalmente en The Independent.co.uk [Artículo original
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Andreas Whittam Smith: Los banqueros tienen la culpa de este desastre. Y aún no lo entienden.
Tienen la misma probabilidad de aceptar reformarse que la Mafia. No pierdan tiempo pidiendo que lo hagan. Simplemente háganlo.
Dos entidades son más poderosas que cualquier gobierno de Occidente. Son el mercado financiero y los medios. Esto último podríamos discutirlo, pero nadie negaría el supremo y muchas veces malévolo poder del primero.
Ayer en Bruselas una habitación con 27 presidentes europeos, cancilleres y primeros ministros, estaban concentrados en una única tarea, intentar llevar a cabo lo que el poder financiero les exige.
Realmente estamos hablando de los bancos. Nos referimos a grupos como Barclays Bank, que recibió 250.000 quejas de sus clientes ingleses en los primeros seis meses del año. Nos referimos a HSBC, que amenazó con trasladar su domicilio fuera de Londres si no conseguía lo que quería en cuanto a regulación bancaria. O Goldman Sachs, la firma estadounidense que intentó obligar a HM Revenue & Customs a dejar de cobrar impuestos que estaban siendo correctamente aplicados.
¿Cómo fue que algunos bancos se hicieron “demasiado grandes como para fracasar”? ¿Por qué su comportamiento imprudente ha pasado inadvertido durante tanto tiempo y está contenido en la actualidad? ¿Cómo pueden sus directores permitirse cobrar tanto como 500 veces el salario anual medio de aquellos a los que contratan? ¿Cómo se explica su arrogancia? ¿Por qué no lo entienden?
Andrew Haldane, director ejecutivo de Bank of England encargado de la “estabilidad financiera” en un discurso pronunciado esta semana en el que revisaba el desarrollo de la banca a lo largo de los últimos 500 años, lo cual es un ejercicio esclarecedor para poder entender las circunstancias actuales, dijo “durante un siglo, los riesgos y los beneficios han sido altos. Pero mientras los riesgos han sido normalmente soportados por el grueso de la sociedad, los beneficios han sido recogidos por los accionistas y directivos.” Esa es toda la historia en dos frases.
Vale la pena volver a la primera mitad del siglo diecinueve para ver a la banca en su forma primitiva. Debemos recordar que su esencia radica en la peligrosa tarea de transformar los depósitos a corto plazo, los cuales aceptamos pagar en la fecha prevista, en préstamos a largo plazo, que a veces resultan ser irrecuperables. Como resultado de ello, en aquellos días lejanos, los dueños de los bancos a menudo equiparaban el valor de sus depósitos con su propio capital en una proporción de 50/50 para proporcionar un gran colchón de seguridad. Actualmente, este parachoques se ha reducido a casi nada.
No había tal cosa como la responsabilidad limitada. Los dueños de los bancos eran responsables de pagar cada penique de las deudas de sus negocios. Eso les convertía en prestamistas cautelosos. Por supuesto, este sistema no podría sobrevivir a una revolución industrial con sus enormes demandas de crédito. Los bancos se convirtieron en empresas de responsabilidad limitada en la segunda mitad del siglo diecinueve. Aunque en retrospectiva esto parezca estar bien, era, sin embargo, el primer paso en el progresivo declive de todas las restricciones que han ocurrido desde entonces. Recordemos sino a Northern Rock y su “shadow banking” o “banca en la sombra”que eventualmente le condujo a la quiebra hace tres años. Eso también fue arrojando restricciones.
Entonces, hace un siglo, hubo una ola de consolidación. Fue el momento en el cual el presidente de Midland Bank (ahora parte de HSBC) dio la vuelta a Inglaterra en un taxi comprando bancos más pequeños. Estábamos de camino al síndrome “demasiado grandes como para fracasar”. Allá por 1930, el Sr. Haldane resume la situación como: “la propiedad y el control se divorciaron de forma amistosa. La propiedad pasó a ser dispersada a diversos accionistas. Mientras sus ganancias seguían siendo ilimitadas, sus riesgos estaban cubiertos por la responsabilidad limitada.” De ahora en adelante los bancos asumirían más y más riesgos.
Al mismo tiempo, los bancos decidieron endeudarse más para aumentar sus ganancias, de tal forma que incrementaban simultáneamente sus riesgos y sus beneficios. Esto llegó a su cuota máxima en 2007. Consideremos ahora un aspecto del capitalismo moderno que damos por sentado: que las empresas pueden deducir sus pagos de intereses de sus obligaciones fiscales. Los bancos fueron los primeros en convencer a las autoridades fiscales y las empresas no financieras les siguieron. Pero mirado a la luz del día, esto es en efecto un subsidio para la toma de riesgos financieros.
Pero nos estamos adelantando. La presencia de deuda entre los recursos de un banco debería haber sido un freno porque los accionistas, por lo general, discriminan entre buenos y malos riesgos. Sin embargo, sobre el período comprendido entre 2002 y 2007, cuando el riesgo en el sistema estaba creciendo, los bancos podían obtener cuanta deuda financiera quisieran y todos pagaban más o menos lo mismo por ello, bancos malos y bancos buenos por igual. ¿Por qué? Porque la suposición de que los gobiernos siempre rescatarían a los bancos entró en los cálculos de los inversores. Así que, a prestar.
Entonces, finalmente, llegó la locura. Desde finales de 1990, los bancos han establecido el "retorno sobre el capital" como su objetivo - que está en la estrecha franja que representa solamente el 5 por ciento de sus recursos. Han atado las modalidades de remuneración de sus consejeros y altos directivos a los movimientos al alza de esta figura. El resultado ha sido un poderoso impulso a la toma de riesgos. En los EE.UU., por ejemplo, el típico ejecutivo jefe de un banco podría llevarse más de $ 1 millón por cada 1 por ciento de aumento del valor de su empresa. ¿Hay algo que no guste de esto?
Bueno, desde el punto de vista de la gente corriente hay mucho que no gusta. Lo que significa que los bancos deberían ser despiadadamente reformados. La Comisión Independiente de Sir John Vickers sobre la Banca ha propuesto que los bancos del Reino Unido deberían tener más capital social y deuda capaz de absorber la perdida (marcar casilla); que sus actividades de banca minorista debería ser estructuralmente separada de sus otras actividades (debería hacerse ya que esto acabaría con el problema de “demasiado grandes para fracasar”; que los bancos deberían tener más capital (marcar) y que un nuevo "banco rival fuerte" debería ser tallado a partir del modelo de Lloyds TSB Bank (marcar). La deducibilidad fiscal de la deuda también debería ser eliminada, por lo que les concierne a los bancos, los derechos de voto deberían extenderse a los proveedores de financiación de la deuda y el retorno de la meta de equidad de remuneración de los ejecutivos debería ser sustituido por el retorno de todo el capital.
El Gobierno debería seguir adelante con un programa similar a estas líneas y no debería perder el tiempo discutiendo con los bancos. Tienen la misma probabilidad de aceptar que la Mafia tiene de restringir sus actividades. Hacedlo. Como el primer ministro debería haber dicho: "no podemos seguir así".